El Camino de Santiago es una de las rutas más populares a nivel mundial. Dependiendo del que elija, el peregrino atraviesa diferentes regiones, comarcas o incluso comunidades. El Camino francés son casi 800 kilómetros llenos de riqueza cultural, artística y paisajística, pero también es, para las personas que lo recorren, una ocasión perfecta para conocer su gastronomía. Cada Comunidad Autónoma cuenta con una gran variedad gastronómica. Son muchos los restaurantes, bares y casas de comidas que a lo largo de todos los Caminos ofrecen al peregrino la posibilidad de disfrutar las viandas típicas de su zona. ¡Si convertirse en peregrino es de por sí estimulante, cuando leas toda la gastronomía que te espera, no dudarás en hacer este viaje!

Quizá el Camino más transitado es el francés. De hecho, la gran mayoría del resto de Caminos confluyen en algún momento en él. Cuando un peregrino inicia su andadura seguramente ya conoce las recomendaciones de los platos que bajo ningún concepto se debe perder, pero por si acaso, este es el itinerario a la carta que te proponemos en las 8 zonas que lo forman.

En España, la ruta arranca en la localidad navarra de Roncesvalles, donde la caza cobra protagonismo, ya que en la zona todavía se practica una ancestral forma de caza con red que hace que las palomas torcaces se conserven durante más tiempo. En cuanto a la caza mayor, tanto en esta comunidad como en La Rioja, destaca la carne de ciervo y de jabalí, que suele prepararse estofada. La reciente abundancia de criaderos de patos ha potenciado la elaboración de productos derivados del mismo, como confit, magret, foie y paté. En Navarra destaca la cultura de la buena mesa en la que no debe faltar la ternera (que cuenta con una merecida Indicación Geográfica Protegida), los pimientos del piquillo de Lodosa rellenos, los espárragos, el queso de Idiazábal y el de Roncal, las alcachofas de Tudela, la chistorra, la sopa estellesa y la trucha a la Navarra (con jamón). Acompañando a todos estos platos  no puede faltar un buen vino rosado y para terminar el festín una copita de Pacharán. Además, puedes acudir a eventos culinarios muy populares en la zona como la vendimia o la Semana de la Cazuelica y el Vino.

Una vez entramos en La Rioja, tierra del buen vino por excelencia, además de disfrutar de sus tintos tan renombrados, también podremos deleitarnos con sabrosos platos. El bacalao a la riojana, los callos, los caracoles, las verduras de Calahorra o los derivados de la caza como el ciervo, el jabalí, la liebre o el corzo no deben faltar en la mesa de todo peregrino que se precie. Un menú perfecto para reponer fuerzas para el Camino sería de primero patatas a la riojana, seguido de chuletas de cordero al sarmiento. Y de postre podemos elegir entre una gran variedad, ya que la gastronomía de La Rioja destaca por la repostería (o golmajería como ellos la denominan). Sobresalen los fardalejos, los hormigos, los mazapanes, los molletes de Santo Domingo de la Calzada y las mejores frutas con vino. Si disponemos de tiempo podemos acercarnos a la Calle Laurel de Logroño, apuntarnos a un curso de cata de vinos o hacer un viaje en el Vinobús.

Después llegamos a Castilla y León. Famosa por contundentes guisos y asados, encontramos la olla podrida (lentejas, alubias rojas, caparrones, lengua de vaca, hortalizas y oreja de cerdo), la chanfaina, la sopa castellana, el cocido maragato (en el que se invierte el orden de los platos, empezando por la carne y terminando por la sopa), el botillo del Bierzo (acompañado de patatas, chorizo y berza), la sopa de ajo leonesa y el lechazo asado. La popular morcilla de Burgos es una tentación en la que hay que caer, así como las manitas de cerdo rellenas de piñón, las perdices o codornices estofadas, y por supuesto una cazuelita de cangrejos de río. Todo ello regado con un buen vino, ya sea tinto, rosado o blanco. Si tenemos predilección por comida más ligera, nada mejor que un poco de queso fresco de Burgos. En cuanto a los postres destacan el arroz con leche, las empiñonadas, las rosquillas de palo y una gran variedad de mieles de la tierra.

Y por fin llegamos a Galicia. La meta del Camino no podría ser menos en lo que se refiere a gastronomía. Ésta es famosa por ser tradicional, abundante, sabrosa y de calidad. Galicia es un destino idóneo para degustar los productos del mar (mejillones, vieiras, percebes, navajas, santiaguiños, zamburiñas, nécoras,…). No dejes de probar el pulpo a feira, el lacón con grelos, los cachelos con lacón, el cocido gallego, la ternera, la empanada gallega, los pimientos de Padrón y la tarta de Santiago. Y acabamos el Camino igual que lo comenzamos, con un excelente vino, un Ribeiro o un Albariño en una cunca do viño. Como experiencia curiosa puedes participar en el ritual de una buena queimada.

Si, en lugar de empezar en Roncesvalles, tomamos la ramificación del Camino aragonés, que se unirá al francés en Puente la Reina, también tendremos la oportunidad de probar exquisiteces aragonesas como el ternasco si nos apetece carne o la borraja si preferimos verdura. Recuerda, además, que Aragón es conocida por la cantidad de sus setas y trufas. Y como postre, nada mejor que el melocotón de Calanda.

Si por el contrario cogemos la variante del norte, pasaremos por el País Vasco, donde podremos saborear una de las mejores gastronomías del mundo, con sus sabrosos pinxos (delicias de alta cocina en miniatura), el bacalao a la vizcaína, el marmitako, el txangurro,… y un largo etcétera de platos acompañados por los deliciosos vinos de la Rioja alavesa. También atravesaremos Cantabria, que, como buen destino de costa, ofrece productos típicos del mar: percebes, centollos, nécoras, almejas, bogavantes, cabrachos, bocartes,…Y, por supuesto, las sardinas, que son muy populares asadas y servidas en una sencilla mesa de madera. Si se prefiere carne, se puede optar por el venado, el corzo o el cocido montañés. Y, para terminar, los sobaos o la quesada pasiega nos harán la boca agua. Y antes de entrar en Galicia, atravesaremos Asturias, donde podremos ir de sidras, de bar en bar, y ver como escancian su bebida más conocida. Allí también son muy populares los platos de cuchara, como la fabada y los quesos, como el de Cabrales.

Como ves, a lo largo de todo el Camino de Santiago te llevarás un sabor de boca inmejorable y el único problema será elegir por qué exquisitez decantarse. ¡La mesa está servida, solo faltas tú!

LA QUEIMADA

La queimada es una bebida alcohólica de tradición gallega y propia de su gastronomía. El conjuro de la queimada es, sin duda, uno de los rituales más antiguos que se mantienen. Es una práctica gallega que se ha mantenido intacta desde sus más antiguos orígenes paganos y que a día de hoy se sigue llevando a cabo de forma natural en infinidad de reuniones sociales y celebraciones que tienen lugar en la comunidad gallega.

Los orígenes son desconocidos. Se le atribuye a los celtas, pero según estudios realizados por catedráticos, esto sería imposible, ya que la destilación del aguardiente en Galicia no puede ser anterior a la introducción del alambique árabe o del azúcar de caña en la Edad Media.

Se dice que la queimada y su ritual protegerán a sus participantes de las posibles intenciones perversas de los espíritus y las meigas que acechan las almas inocentes en las noches oscuras sin luna. Augura buena suerte y protección, potencia hechizos que los participantes hayan realizado con anterioridad y debilita posibles conjuros contra ellos. Todo eso sin dejar a parte sus facultades curativas.

El ritual supone la fusión de los tres elementos esenciales: el fuego, el agua y la tierra, y se suele realizar en situaciones sociales, al aire libre y durante la noche, para que la luz de las llamas y el calor del líquido den calor e iluminen la oscuridad de la noche. El fuego está representado por las llamas que alimentan la hoguera donde se realiza la queimada. Es por eso que no se debe hacer en una cocina u otro sitio que no suponga fuego real. El agua está representada por el aguardiente, que simboliza el líquido que los participantes tomarán. Y la tierra está representada por la tartera de barro en la que se debe realizar el conjuro. Si el recipiente en vez de barro fuera de metal u otros elementos, el balance del ritual se rompería.

Los ingredientes necesarios son 1 litro de aguardiente de orujo gallego, 1 cáscara de limón y/o naranja rallada, 150 gramos de azúcar, un puñado de granos de café y una pota de barro. Hay algunos que le añaden trozos de manzana, uvas o algún otro ingrediente, pese al rechazo de los puristas.

Todos los participantes deben estar presentes durante el proceso de elaboración y mientras se recita la oración. Primero se introduce el aguardiente. A continuación se añade el azúcar, la ralladura y los granos de café y se remueve bien toda la mezcla durante varios minutos. Es en este punto cuando se lleva una cuchara con el contenido hacia las llamas y cuando el contenido de la cuchara arde, ésta se devuelve al recipiente, trasmitiendo así el fuego a todo el líquido. Tan pronto la queimada empiece a arder es cuando se ha de recitar en voz alta la antiquísima oración que después os mostraremos. El líquido arderá durante varios minutos. Las llamas, que tendrán un color azulado o violeta, se apagarán por sí mismas cuando la mayor parte del alcohol se haya consumido.

Cuando esto ocurra la queimada está lista para servir. La persona que la preparó y recitó la oración es la encargada de repartirla entre los participantes. Debe servirse caliente y sin filtrar.

El conxuro (en gallego) o conjuro tradicional fue inventado en Vigo en 1967 por Mariano Marcos Abalo para una fiesta de juegos florales de las muchas que por entonces tenían lugar en un barco decomisado amarrado en el puerto de la ciudad. Su creador, en 1974, le añadió las referencias a Satán y Belcebú, y comenzó a representarlo en la discoteca Fausto de la ciudad. Por esa misma época, una imprenta viguesa empezó a vender copias del conjuro, inicialmente sin la autorización de su autor y luego pagándolo una peseta por cada ejemplar vendido. El éxito fue tal que otras empresas empezaron a vender copias por su cuenta, sin citar al autor. Es por eso por lo que se cree que el conjuro era de un autor anónimo. En 2001, Abalo decidió registrar la propiedad intelectual del conjuro.

LA ORACIÓN ORIGINAL EN GALLEGO REZA ASÍ

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños, espíritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas, feitizos das menciñeiras.
Podres cañotas furadas, fogar dos vermes e alimañas.
Lume das Santas Compañas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregón da morte, fociño do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú, lume dos cadáveres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernais cus, ruxido da mar embravecida.
Barriga inútil da muller solteira, falar dos gatos que andan á xaneira, guedella porca da cabra mal parida.
Con este cullerón levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas, índose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no augardente, quedando así purificadas.
E cando esta queimada baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, aquí e agora, facede cos espíritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.

SU TRADUCCIÓN AL CASTELLANO ES LA SIGUIENTE

Búhos, lechuzas, sapos y brujas.
Demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas.
Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.
Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas.
Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos, olor de los muertos, truenos y rayos.
Ladrido del perro, anuncio de la muerte; hocico del sátiro y pie del conejo.
Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.
Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres en llamas, cuerpos mutilados de los indecentes, pedos de los infernales culos, rugido de la mar embravecida.
Vientre inútil de la mujer soltera, maullar de los gatos en celo, pelo malo y sucio de la cabra mal parida.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que se asemeja al del infierno, y huirán las brujas a caballo de sus escobas, yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.
¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente quedando así purificadas.
Y cuando esta queimada baje por nuestras gargantas, quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento.
Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la humana gente, aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera, participen con nosotros de esta queimada

Así que no lo duden, si visitan Galicia, ya sea haciendo el Camino o no, no dejen de probar una buena queimada. Eso sí, con mesura, ya que dicen que, la primera taza nos purificará, protegiendo nuestra alma del meigallo, la segunda taza nos alumbrará, despejando nuestra mente de prejuicios, y la tercera taza nos calentará, despertando nuestras pasiones, y llegando al umbral del infierno. ¡Pero si consumimos una cuarta taza accederemos a él!