ETAPA 1: SANTIAGO – NEGREIRA (21 km.)

GRÁFICO


ETAPA

DISTANCIA: 21 km

Desde la catedral de Compostela, qué paradoja, el peregrino no retorna a casa sino que prosigue su marcha hacia el Atlántico con la intención de completar su viaje y encontrar las últimas respuestas. La primera jornada, comedida en kilómetros, se adentra en un suspiro en el ambiente rural, donde los bosques de robles y eucaliptos alternan entre los núcleos dispersos. A la altura del alto do Vento se entra en el Concello de Ames, que se recorre casi íntegro por y junto a la carretera. Pasado el ecuador de la etapa se inicia desde Augapesada el ascenso al Mar de Ovellas, plato fuerte de la jornada al que le sucede un reparador descenso que lleva a orillas del Tambre y Ponte Maceira. Los últimos cuatro kilómetros hasta Negreira, bien poblada de albergues, son casi llanos y constituyen un mero trámite.

ITINERARIO

Atrás queda el panorama pétreo de la urbe soñadora y se desarrolla el paisaje de la Mahia, tierra baja, frondosa, cubierta de pinares, jalonada de esmeraldinas riberas con saltarines regatos y boscajes umbrosos y deleitables». Así comienza Luciando Huidobro y Serna el capítulo VII del tomo III de ‘Las Peregrinaciones Jacobeas’, de mediados del siglo XX, en el que narra el camino de Santiago a Finisterre. Alejado de la moda pasajera y del reclamo turístico, más incluso de lo que cabría pensar, la prolongación hasta Finisterre ha sido un referente para peregrinos y viajeros a lo largo de la Historia. El peñón de piedra que se sumerge en el Atlántico, fin del mundo antaño conocido, sigue actuando como un bálsamo de inquietudes y fuente de respuestas para aquellos que deciden continuar su camino, quizás con cierta incertidumbre, más allá de la ciudad del Apóstol. Más que una extensión del camino es un epílogo, una parte final para la reflexión que cierra el círculo y dota de más significado a la peregrinación.

Un penúltimo vistazo a la catedral y encauzamos la rúa das Hortas, entre el Hostal de los Reyes Católicos y el pazo de Raxoi. No retornamos a casa, caminamos de nuevo hacia el ocaso. Descendemos rectos por esta calle junto a la iglesia de San Frucutoso, caracterizada por cuatro esculturas que representan las virtudes cardinales. Das Hortas prolonga con la rúa Campo das Hortas y tras un paso de peatones continuamos de frente por la rúa do Cruceiro do Galo, que pasa a denominarse Poza de Bar y más adelante San Lourenzo. Ésta nos lleva hasta lacarballeira del mismo nombre, una antiquísima fronda de robles donde habita el convento franciscano de San Lorenzo de Trasouto, hoy convertido en pazo y destinado a celebraciones sociales. En este paraje encontramos el primer mojón jacobeo que nos indica las distancias hasta Fisterra y Muxía. Uno de los paseos del robledal llega hasta la Costa do Cano, que desciende hasta Ponte Sarela. Tras cruzar el río aún podemos ver en ruinas y conquistadas por las hiedras las antiguas fábricas de curtidos (Km 1,5).

Una senda ceñida, todo un regalo tan cerca de la ciudad, nos aproxima hasta la pista que conduce a Sarela da Baixo, donde, si el día está despejado, veremos por última vez la catedral compostelana (Km 2,3). En el mojón 86,722 giramos a la derecha y retomamos la travesía por un camino que fluye bajo los eucaliptos. Manuel Vilar, en su más que recomendado título ‘El Camino al fin de la Tierra’, nos relata que un vecino casi octogenario le contó que este camino lo utilizaban las lecheras de Villestro para ir a vender a Santiago. El bosque finaliza a la altura de unos unifamiliares de Moas de Abaixo, lugar de la parroquia de Santa María de Figueiras que dejamos a mano izquierda (Km 3,6). Avanzamos por asfalto hasta el núcleo de Carballal, donde ingresamos en la parroquia de Villestro (Km 4,5). A la salida de la población nos aguarda un tramo con subidas manchado de eucaliptos. Pedregoso primero y de tierra sin compactar después, no será extraño ver a más de un cazador entrenando a los canes en busca de rastros. Ya en bajada y por pista asfaltada, en el mojón 82,306, entramos en el núcleo de Quintáns, de casas coloristas y un excelente mirador sobre el valle (Km 7,1).

Salimos del núcleo tras varios cambios de dirección y llegamos por una recta asfaltada hasta el puente medieval sobre el río Roxos, un buen rincón con varias mesas para descansar a cobijo del sol, aunque la primera posibilidad de refrigerio anda bien cerca. Sin interrupción y apenas sin esfuerzo nos plantamos en el Alto do Vento (Km 8,8), donde hay un bar-restaurante. En este punto abandonamos el concello de Santiago para entrar en el de Ames. Ventosa es el primer núcleo de la parroquia de Covas, al que llegamos en un suspiro por la acera de la AC-453. Dejamos esta carretera para atravesar parte de la población y la cruzamos más adelante para regresar finalmente a ella a la altura de Lombao. Siguiendo la AC-453 dejamos a un lado el desvío a Bertamirans y la entrada a Castelo y nos dejamos caer hasta Augapesada. El itinerario nos obliga a dejar la carretera para pasar junto al puente sobre el rego dos Pasos, un vado medieval rehabilitado de un solo ojo (Km 11,6). Tras cruzar la carretera CP-0204 – hay un bar supermercado a mano izquierda – comenzamos a degustar el plato fuerte del día: la subida de Mar de Ovellas, que sigue la traza del Camino Real y presenta 215 metros de desnivel. Es aconsejable que los ciclistas suban por la carretera.

Nada más comenzar el camino hay un banco de piedra, perfecto para ajustarse la mochila y echar un buen trago antes del esfuerzo. Tranquilos, porque a lo largo de la subida hay alguno más. Arropados por el robledal vamos sintiendo los primeros latigazos que nos propina la cuesta, que también nos deja respirar durante algunos tramos. El primer kilómetro y medio lo hacemos por camino y a la altura de un depósito de agua salimos a la carretera, que ayuda a suavizar la dureza de las rampas. Coronamos el alto do Mar de Ovellas ochocientos metros después (Km 13,8) y descendemos por la misma carretera entrando en la parroquia de Trasmonte de Ames. Pasamos el núcleo de Carballo (Km 14,2), el propio Trasmonte (Km 15), con bar junto al itinerario, y los lugares de Reino (Km 15,5) y Burgueiros (Km 16,2). La carretera nos lleva hasta el río Tambre, que separa en dos el núcleo de Ponte Maceira y sirve de división entre los Concellos de Ames y Negreira (Km 17). A este lado del río la terraza de un bar brinda una excelente panorámica del magnífico puente de origen medieval. Conocido localmente por el nombre de Ponte Vella, es de finales del siglo XIV y se vino abajo en varias ocasiones por las embestidas del Tambre. Al otro lado del puente se encuentra la capilla del Carmen o de San Blas. Según apunta Manuel Vilar se le llama indistintamente. Es del siglo XVIII y a mediados del siglo XX se le adosó el ábside semicircular. A su derecha queda el pazo de Baladrón, construido también entre 1945 y 1955. Después de Ponte Maceira tomamos un sendero arbolado cercano al río que nos planta finalmente en la AC-450, por la que entramos en Barca (Km 19,1).

Dejamos la carretera por la izquierda para afrontar una subida por pista hasta A Chancela (Km 20,2). A mano izquierda se encuentra el desvío a Logrosa, donde se encuentra uno de los albergues privados y el pazo conocido como Casa do Capitán. El itinerario continúa de frente para entrar en Negreira. Encontraremos primero las indicaciones hacia los albergues privados. Para llegar al albergue público sólo basta con seguir el camino. Hay que atravesar Negreira (Km 21), pasar junto a la capilla de San Mauro y el pazo de Cotón, cruzar el río y subir por carretera.

DIFICULTADES

Salida de Santiago:
La salida desde la plaza del Obradoiro no está señalizada aunque se pueden ver algunas flechas amarillas ya desgastadas en la rúa das Hortas. No tiene gran pérdida ya que una vez encauzada la calle hay que dejarse llevar de frente. Si surgen dudas basta con preguntar cómo llegar hasta la Carballeira de San Lorenzo. En este robledal se encuentra el primer mojón.

Alto do Mar de Ovellas:
Subida de un par de kilómetros que salva 215 metros de desnivel. Los tramos más duros se encuentran en la primera parte, que se hace por un camino en buen estado. La segunda parte, por carretera, también pega pero es más llevadera.

OBSERVACIONES

El itinerario también está señalizado con flechas desde Fisterra y Muxía hasta Santiago y no son uno ni dos los peregrinos que optan por hacer el trayecto al revés.

En la primavera del Xacobeo 2010 Negreira pasó de tener un único albergue a cuatro, así que el alojamiento está asegurado en la época de mayor afluencia entre los privados y el de la Xunta.

QUÉ VER, QUÉ HACER

NEGREIRA:
Por ubicación, población y servicios, Negreira, que tiene el título de villa otorgado por Real Decreto en 1906 bajo el reinado de Alfonso XIII, se ha convertido en final de la primera etapa del Camino hacia Fisterra y Muxía. Desde el verano de 2001, fecha en que se inauguró el albergue público, tuvieron que pasar nueve años para que, de una sola tacada, se abrieran otros tres más. Capital de la comarca de La Barcala y de un municipio formado por 18 parroquias que alberga más de 7.000 habitantes, Negreira está situada en una posición privilegiada a una veintena de kilómetros de Santiago, hecho que ha propiciado una fijación y aumento de la población, ya que no son pocos los que trabajan en Compostela y residen en la villa.

La vega del río Tambre fue lugar de asentamiento de tribus prerromanas, y ya en época romana Negreira es paso y, muy probablemente, mansio de la vía Per loca marítima Nicraria Tamara, una calzada romana de veintitrés millas que unía Caldas de Reis con las minas de plata de Brandomil. En el escudo de la población aparece Ponte Maceira partido en dos, aludiendo a la leyenda del traslado del cuerpo del Apóstol – reflejada en el libro III del Codex Calixtinus – que narra cómo tras pasar los discípulos, el puente se hunde y arrastra a las aguas a los soldados que les perseguían. Tras el paso de los suevos en los siglos V y VI por toda Gallaecia, Negreira fue concedida como feudo en el 876 a la iglesia compostelana y fue arrasada un siglo después por piratas normandos. Reconstruida en el 1113, dejó de ser feudo de Santiago durante el reinado de los Reyes Católicos y se emancipó como Foro Real, situación confirmada en 1520 por el emperador Carlos V.

En la villa destacan el pazo de Cotón y la capilla de San Mauro, junto a los que se celebra todos los domingos del año la feria ambulante, presente desde el siglo XVIII. Al parecer el primer núcleo de población se fijó al otro lado del río Barcala, donde se encuentra el albergue de la Xunta y la iglesia de San Xulián, pero la villa creció a partir del siglo XIX en el entorno del pazo y el campo de la feria. Del cinco al siete de julio los nicrarienses celebran las fiestas de San Cristóbal y en septiembre tiene lugar una feria medieval.