A mediados del siglo XX, se extendió como la pólvora una teoría que asociaba el Camino de Santiago o las iglesias octogonales a los templarios. Por desgracia, los avances en los estudios han ido eliminando esta teoría hasta dejarla en sus límites históricos.
Por un lado, la ruta jacobea no ha tenido nada de templaria en su historia, exceptuando lugares puntuales que pertenecieron al Temple como el castillo de Ponferrada. Otras órdenes religiosas, como la actual Orden de Malta o los canónigos del Santo Sepulcro, llegaron a alcanzar más influencia en la ruta jacobea que los templarios debido a las posesiones que fueron recibiendo de diversas donaciones. Sin embargo, la presencia de las tres órdenes religiosas en el Camino de Santiago fue anecdótica en comparación con su extraordinario desarrollo medieval.
En cuanto a las iglesias octogonales, existen decenas de ellas a lo largo de todo Europa, pero sólo dos se encuentran en el Camino de Santiago Francés: Eunate y Torres del Río, ambas en Navarra. La primera se ha demostrado documentalmente toda su historia, que parte de una donación noble como templo funerario para su posterior reconversión en iglesia de cofradía mariana. La segunda, Torres del Río, fue una construcción de los canónigos del Santo Sepulcro para memorar la anastasis del templo del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Así que, por mucho que de juego, morbo y sea mucho más sugerente, sentimos subrayar que no hubo ni hay casi nada de templario en el Camino de Santiago.