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La excursión pasa por tres villas de la parte sur de la Costa da Morte: Muros, Fisterra y Muxía. La primera parada es en Pontemaceira, famosa por su puente medieval del S.XIV. Antes de alcanzar Muros, hay una parada en el alto de Paxareiras, un mirador privilegiado que permite contemplar toda la costa.

La siguiente parada es Muros, que cuenta con el privilegio de poseer un auténtico barrio marinero. La mayoría de estos cuarterones de la costa sucumbieron a la degradación y la decadencia primero y a la presión urbanística después. Muros, con su parte antigua bien restaurada, mantuvo su imagen original y ahora es su signo de identidad frente a los desmanes de la costa.
La siguiente parada en el trayecto es Ézaro, en el extremo sur de la Costa da Morte. La cascada del Ézaro es la única de Europa que desemboca en el mar, por lo que la convierte en un lugar insólito y digno de visitar.
El siguiente alto en el camino llega en Fisterra, en el fin del mundo antiguo, donde la visita al faro sirve para explicar algunas peripecias y peligros que pasaban y pasan los barcos que atraviesan los peligrosos fondos de la costa.

Después de comer, la travesía alcanza su última parada: Muxía. Esta villa, conocida como la zona cero de la castátrofe del Prestige, sintetiza y combina los elementos naturales que forman esta zona: piedra y agua. El granito está presente, ya sean las rocas sobre las que se asienta el venerado santuario de la Virxe da Barca, o por la famosa pedra de abalar o la pedra dos cadrís, restos del antiguo culto litolátrico gallego. Incluso en la imponente escultura O Berro, la piedra expresa lo que se sintió en aquel noviembre trágico de 2002.

Fin de la excursión y vuelta para Santiago a las 19.00h