20 consejos para el Camino de Santiago

Os dejamos unas cuantas recomendaciones para aquellos que vayan a encontrarse a la Ruta Xacobea.

1. El principio del Camino de Santiago. La tradición medieval marca que la peregrinación jacobea comienza en la residencia particular y cada persona debe recorrer su propio camino hasta la catedral gallega. En la Edad Media pocos peregrinos tenían la posibilidad de usar transportes para volver a casa después de completar el viaje y realizaban el mismo camino de vuelta. En la actualidad hay lugares emblemáticos en el inicio de cada ruta jacobea. Roncesvalles o Saint Jean Pied de Port en el Camino Francés, el puerto de Somport en el Camino Aragonés, la catedral de Oviedo en el Camino Primitivo, el puente de Santiago del río Bidasoa en el Camino del Norte y las ciudades de Sevilla o Mérida en la Vía de la Plata marcan los primeros hitos en los itinerarios más importantes del Camino de Santiago.

2. Elige la ruta según el tiempo disponible. Las rutas más populares son el Camino Francés, el Camino del Norte y la Vía de la Plata. En los últimos años han tomado gran auge también el resto de itinerarios jacobeos peninsulares que facilitan el acercamiento al mito jacobeo desde la mayor parte de las regiones españolas por el Camino del Sureste, el Camino Primitivo, el Camino de Madrid, el Camino Portugués o la Ruta Sanabresa. La elección puede estar determinada por el lugar de residencia o el tiempo del que dispongas. La primera vez que se hace el Camino de Santiago es normal elegir el Camino Francés, que condensa la génesis jacobea en todos los aspectos: mito, leyenda, arte, cultura, historia y popularidad. La mejor opción es dedicar un mes a la aventura jacobea y comenzar en Saint Jean Pied de Port, para vivir la experiencia de cruzar los Pirineos el primer día y pasar la noche en Roncesvalles. Y si dispones de menos tiempo los lugares habituales con accesos directos son Logroño (25 etapas), Burgos (20 etapas), León (13 etapas), Astorga (10 etapas) y Sarria (5 etapas), esta última cubre la distancia mínima de 100 kilómetros para obtener la Compostela.

3. Planifica las etapas de acuerdo a tu preparación física y experiencia. Las distancias de las guías son una referencia, pero no es necesario ajustarse a los kilómetros y tiempos indicados en ellas, guíate por tu preparación y el estado físico y anímico de cada día. No seas ambicioso al principio. Diseña etapas cortas para acostumbrar el cuerpo y la mente a la rutina del Camino. A medida que pasan los días podrás aumentar los kilómetros.

4. Si puedes elegir el momento de hacerlo la época de mayor afluencia de peregrinos es durante los meses de verano. Es un buen momento para las relaciones humanas, la convivencia y el ambiente festivo; y también el tiempo climatológico es favorable, lo que aligera peso de la mochila al no tener que llevar mucha ropa de abrigo. Pero en verano hay problemas de ocupación en los diferentes alojamientos. La primavera y el otoño es la temporada ideal.

5. Si no tienes compañía no te preocupes, el Camino de Santiago es un viaje para compartir las emociones y los descubrimientos, divertirse con los amigos, conocer gente, practicar idiomas, hablar y responder a personas desconocidas, ver paisajes nuevos constantemente y hasta enamorarse o romper una relación. Quien inicie “solo” el Camino notará enseguida que no es un viaje en soledad. En las largas caminatas hay mucho tiempo para la meditación y la reflexión personal, es un viaje de silencios pero no de soledades. Uno de los grandes misterios del Camino es que da igual cómo se inicie la ruta: solo, en grupo, en pareja, en familia o con los compañeros de trabajo; porque al poco tiempo se tiene la sensación de formar parte de una enorme red social. Si no encuentras compañero de ruta no lo pienses dos veces, emprende la ruta jacobea en dirección a Compostela y pronto dejarás de caminar en soledad.

6. Prepárate unas semanas antes, practica carrera continua y salidas con la mochila del viaje cargada, acostúmbrate a calentar bien antes de iniciar el ejercicio y estirar cuando termines, igual que debes hacer al inicio y final de cada jornada después en el Camino. Durante la marcha evita la deshidratación, y si hace calor incluye sales isotónicas en la bebida, es una buena costumbre para evitar lesiones y “pájaras”. Y en las paradas aprovecha para quitarte la mochila, estirar los músculos cargados y relajar el cuerpo.

7. Antes de llenar la mochila consulta el mapa del tiempo, porque según las previsiones climatológicas tendrás que llevar un tipo de ropa y calzado. No es lo mismo hacer el Camino en verano que con temperaturas bajas o en temporada de lluvias.

8. El calzado es un elemento importante. Es aconsejable que no estrenes calzado el día de empezar la ruta, lo más probable es que te produzca rozaduras. Es importante “domar” el calzado que vayas a llevar unos días antes, y sentir que estás cómodo con él. Para la ruta jacobea no necesitas botas técnicas de alta montaña porque el terreno no es técnico, lo que necesitas es ligereza y sobre todo transpiración. Así que mejor unas botas de media caña o bajas, o unas zapatillas de trekking ligeras y transpirables, y mejor con membrana Gore Tex (impermeable y transpirable). Las sandalias son recomendables sólo si son técnicas y llevan plantilla interior anatómica. Llevar unos buenos calcetines específicos para senderismo o montaña también es muy importante. Y no te olvides de llevar unas zapatillas de descanso para los albergues y los paseos por las poblaciones.

9. Hay que ir ligero. En el Camino es fundamental llevar lo imprescindible para no ir muy cargados cuando vamos a caminar tantos kilómetros durante varios días, ya que puedes causarte lesiones. Cuando prepares la mochila olvídate de “meto esto por si acaso”, es un error, repetimos “sólo lo imprescindible”, tus pies, hombros, rodillas y el resto de articulaciones y músculos te lo agradecerán.

10. Decide primero la mochila que vas a llevar y luego el contenido. Un error de los principiantes en grandes travesías es colocar las cosas que consideran “imprescindibles” encima de la mesa (camisas, pantalones, mallas, chaquetas, gorros, guantes, gafas, objetos fetiches, libros, bolsitas de aseo, cremas, fotos de familia, pañuelos, móviles, calzados, esterilla, saco de dormir), y luego buscan un gran macuto donde meter todo. El truco es decidir primero la mochila, que sea ligera, anatómica y como mucho de 30 litros, después elegir el equipo verdaderamente imprescindible y dejar fuera las cosas que no caben. Algunos trucos para reducir espacio son recortar el mango del cepillo de dientes, o llevar uno minúsculo; llevar sólo el tenedor, cualquier cosa líquida se puede beber sin necesidad de cuchara; o meter las prendas de vestir en bolsas ziplo, que se quedan completamente herméticas, ligeras y poco espaciosas.

11. Llega el momento de llenar el macuto. En los meses de verano es probable quedarse sin litera en algún albergue y conviene llevar esterilla y un saco ligero para dormir en cualquier parte, como un prado, el pórtico de una iglesia, una tienda de campaña o el establo de un campesino amable. Muchos albergues no proporcionan ropa de cama o tienen sábanas y mantas “poco fiables”, así que usa siempre el saco propio, salvo en albergues privados que tienen habitaciones individuales y servicios tipo hostal.
• Ropa, la regla de las tres capas, lleva la justa y de tejidos de última generación que sequen rápido porque se pasa a diario por los lavaderos de los albergues. Un equipo de vestimenta de repuesto es suficiente. Unos guantes finos, una gorra o un buff y un chubasquero impermeable, ideal de Gore Tex.
• Aseo, jabón, cepillo de dientes, toalla, crema hidratante y protector solar.
• Pinzas para colgar la ropa que laves en los albergues.
• Bolsas de plástico transparentes ziplo para distribuir las cosas y tenerlas a la vista.
• Bolsas de plástico para basura y usos diversos.
• Manta térmica, no ocupa nada y viene bien en caso de tener que protegerte del frío.
• Botiquín, los antiinflamatorios y antitérmicos son los medicamentos más usados junto a los apósitos para las ampollas.
• Navaja multiusos y mechero o cerillas.
• Linterna tipo frontal y pilas de repuesto.
• Móvil para comunicarse entre los compañeros de viaje y consultar las plazas en los albergues.
• Cantimplora de boca grande para tomar agua de las fuentes y manantiales.
• Bastones de senderismo o cayado tradicional.
• Saco de dormir ligero (600 grs) y esterilla.
• Cuaderno de notas, portadocumentos, cámara de fotos y una guía del Camino de Santiago.

12. Del cayado tradicional a los bastones de trekking. Es raro ver caminantes que no usen bastones de senderismo o palos de madera. En recorridos sin grandes desniveles, como el Camino de Santiago, la ayuda de los bastones es útil para descargar peso en las piernas y mantener los brazos en movimiento, evitando acumulación de fatiga en los miembros superiores, eliminando también la sensación de acorchamiento e hinchazón en las manos al mantener la sangre en circulación. En las largas travesías por asfalto es recomendable usar bastones sin punta metálica, para evitar los golpes secos del metal contra el suelo que pueden repercutir en las articulaciones de codos y hombros.

13. La documentación del peregrino. La identificación oficial del peregrino jacobeo es la credencial, que se obtiene antes de salir en las Asociaciones de Amigos del Camino de cada provincia, en las principales parroquias y albergues del itinerario y en los puntos habituales de inicio del viaje, como Roncesvalles, Irún, Burgos, Oviedo o Jaca. Es un documento plegado con espacios reservados para los sellos que estampan en los albergues para peregrinos y en los bares, hoteles, restaurantes, ermitas, iglesias y establecimientos del Camino. Además no hay que olvidar llevar encima el DNI y la tarjeta sanitaria. Una vez completada la ruta se solicita la Compostela, un diploma personalizado en latín que se entrega en la Oficina del Peregrino (Rúa do Vilar, 1) a las personas que acreditan, mediante la credencial del peregrino, haber realizado, al menos, 100 kilómetros a pie, 200 en bicicleta o 200 en cabalgadura. Y si no eres creyente puedes solicitar un certificado de distancia en el mismo mostrador justificando el itinerario con la credencial.

14. Busca los albergues para peregrinos, la tradición hospitalaria de ayuda y protección al peregrino se ha conservado durante toda la historia de la ruta jacobea. Los albergues municipales y parroquiales piden la credencial para dar plaza, cuestan entre 5 y 8 € y son los primeros que se llenan. Los albergues privados no piden la credencial, suelen tener mejores equipamientos, aunque esto no es una regla, hay de todo, y cuestan entre 10 y 14 €, aparte los servicios de lavadora, secadora, wifi, internet, habitaciones individuales y el resto de servicios de pago. La mayoría de los albergues tradicionales eran gratuitos hasta hace poco tiempo, pero la picaresca y los abusos han llevado a los hospitaleros a cobrar por pasar la noche. Todos son comunitarios y en todos se debe respetar al vecino de litera y convivir con sus hábitos y manías. Los servicios de comidas y cenas se cobran aparte.

15. Cuida los ojos y la piel, a veces se olvida dedicar suficiente atención a la protección de los ojos contra el viento y el sol y después surgen dolores de cabeza y sensaciones de fatiga inaguantables que pueden complicar un buen día en el Camino. Y con la piel pasa lo mismo, en ocasiones no ponemos el protector solar hasta que los brazos, las piernas o el cogote están rojos como un tomate. Y las quemaduras solares son muy peligrosas.

16. Cuida los pies cada día con un buen masaje al terminar la jornada, y si aplicas algún aceite o crema hidratante especial mucho mejor. Un remedio casero es aplicar una mascarilla de vaselina con un poco de zumo de limón y dejar toda la noche.

17. Intenta evitar que salgan ampollas usando calcetines técnicos y limpios cada día. Procura que los pies estén secos durante la marcha y el calzado sea muy transpirable. Y si tienes rozaduras a pesar de todo no pinches ni recortes la ampolla, mantén la zona limpia, al aire y desinfectada con antiséptico. Aplica un apósito, hay marcas de muy buena calidad, y si al final se rompe aplica antiséptico sobre ella como si fuese una herida.

18. La concha no es obligatoria pero todo el mundo lleva una colgada porque tiene un valor especial en la cultura jacobea, es un vínculo sagrado con el mar y los acontecimientos que tuvieron lugar en la costa gallega durante la aparición de los restos del apóstol Santiago. La concha es un amuleto adquirido por creyentes, ateos, senderistas y viajeros de cualquier condición.

19. Si piensas hacer el Camino con niños debes adaptar la distancia su ritmo, edad, necesidades y caprichos y elegir el número de etapas seguidas que pueden hacer los pequeños. El peso es fundamental para llevar a cabo los planes y terminar cada etapa donde está previsto. Un coche de apoyo y asistencia para llevar el equipaje al final de cada jornada es un planteamiento recomendable en un proyecto de este tipo. Si van varias familias o amigos en grupo, cada día se puede turnar un adulto para conducir el vehículo y de esta manera los niños caminan sin mochila y los adultos llevan un macuto con agua, algunas “chuches” y el “kit de la familia peregrina”, con un pequeño botiquín y los accesorios habituales. Para los niños el Camino de Santiago tiene que ser un descubrimiento, no una penitencia.

20. En Santiago puedes usar la Consigna instalada al lado de la Oficina del Peregrino para dejar el macuto cuando termines el viaje y recorrer la ciudad sin el peso a cuestas para hacer las visitas turísticas, recorrer la catedral y el casco viejo de Santiago, entrar en los comercios o restaurantes y gestionar los billetes de tren, bus o avión para volver a casa.

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